miércoles, 10 de julio de 2013

Entrevista al epidemiólogo Gianni Tognoni

(Publicada en Hecho en Buenos Aires, abril 2013)

Gianni Tognoni, uno de los médicos especializados en Políticas Sanitarias más reconocidos en el mundo. Con formación en farmocología y filosofía, su voz es un autoridad (aunque él probablemente reniegue de este término) es cuestión de medicamentos. En 1977 colaboró en el armado de la lista de los 200 medicamentos esenciales de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su mayoría genéricos (que por no pagar patentes son menos costosos), que funcionó como una virtual declaración de derechos universales de la salud. Es además integrante del Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP), organismo internacional no gubernamental establecido en el año 1979 con la misión de continuar la función de los Tribunales Russell sobre los crímenes de guerra en Vietnam y sobre las dictaduras de América Latina. Creador de la Epidemiología Comunitaria, pasó por Buenos Aires tras recibir el Doctorado Honoris Causa en la Universidad Nacional de Córdoba. Con una agenda apretada que incluyó una charla organizada por la Asociación Latinoamericana de Medicina Social (Alames), charló con HBA en un bar porteño frente a la plaza Congreso. Con un español de esperable acento italiano y un hablar pausado y sencillo dejó varias definiciones interesantes, propias de un hombre que afirma que “la salud no es un producto de la medicina, es una de las expresiones del vivir, civil, democrática y solidariamente en la sociedad”. 

¿Qué es la Epidemiología Comunitaria? 

Se puede decir que, por un lado es una estrategia, y por otro lado, es una herramienta para averiguar si es posible trazar un puente entre lo que es la actitud de los médicos que consideran a las enfermedades siempre como algo que ocurre y que deben ser tratadas con medicamentos; y lo que es la experiencia por parte de las comunidades respecto de las enfermedades, donde también entran muy directamente en las vidas como un problema que no es solamente el de tomar los medicamentos, sino que es un problema de autonomía de vida. Restituir a la medicina como una de las variables de la vida y que no sea un sector separado, industrializado, muy comercial y que ve a las personas como objetos, como si fueran consumidores. En esta concepción de la medicina la gente es de hecho una variable dependiente de muchos otros factores. La Epidemiología Comunitaria propone que la gente sea la protagonista, y que tome conciencia de que pueden documentar, narrar su historia. Y definir de una manera que sea también en diálogo y no solamente de obediencia, para describir lo que está pasando en salud en una comunidad a partir de la experiencia de la persona. 

Por ejemplo, es distinto si se tiene diabetes, o si el tipo esta marginalizado desde el punto de vista de la nutrición y por eso desarrolla diabetes. Uno de los aspectos de la Epidemiología Comunitaria es el de transformar un poco el lenguaje, y que la gente pueda saber que los médicos hablan su mismo idioma.

- Como puede servir la epidemiología comunitaria en una situación como la inundación de la plata?

Con respecto al tema de los inundados en La Plata hay dos aspectos: uno es el problema de la prevención. Es evidente que la inundación golpea de una manera distinta en los barrios pobres que en los ricos. Se trata de no poner a la comunidad en una posición de esperar que algo ocurra sino de formular más directamente lo que son las necesidades, aunque no sean reconocidas oficialmente, para hacer mapas de la ciudad. Luego están los grupos perjudicados por la emergencia. Quizás menos en términos directamente de salud, pero hay consecuencias que pueden ser de depresión, de aislamiento. Y en ese sentido, se puede pensar que la epidemiología comunitaria puede favorecer el mantenimiento de un tejido social, que no es lo que ocurre muchas veces: cuando termina la emergencia se va la ayuda y la comunidad queda aislada. También puede permitir introducir un rol, lo hemos visto en otros lugares, en los habitantes de las ciudades para que se sienten comprometidos y sepan saben qué preguntas hacer. Por ejemplo, en los diferentes barrios se puede hacer un relevamiento. No limitarse a hacer quejas, empezar a hablar en la comunidad y buscar respuestas que sean representativas de un grupo y no solamente episodios aislados que no llegan a crear una opinión diferente en las autoridades.

- ¿Como se ve en la Argentina la cuestión de los medicamentos?

El sector de los medicamentos es el que me parece más globalizado. Hay un mercado que debería ser el mercado más grande que es el de los genéricos, que debiera ser un mercado de muy bajo costo. Después hay todo un mercado nuevo que es el más atractivo desde el punto de vista del mercado económico que se refiere a enfermedades que son muy graves y dónde el problema es saber si en verdad estos medicamentos son la solución principal a los problemas. Lo que se ve en la práctica es la consecuencia de una estructura de la agencia estatal que controla los medicamentos, que toma en cuenta prácticamente sólo los intereses de los laboratorios y el hecho de ampliar el mercado. La única preocupación formal desde el punto de vista institucional es cuidar que no ocurran daños grandes o agudos. Muchas veces estos organismos no están relacionados de una manera explícita con la salud pública, es decir, su punto de referencia pareciera ser la de garantizar la viabilidad del mercado.

¿El estado debería participar más en la producción?

Ese es otro problema.Si el estado quiere bajar el precio del medicamento y garantizar la calidad del medicamento, puede transformarlo en una producción estatal. Pero no es una problema de la producción en sí mismo. El estado debería decir tengo un plan para favorecer a los que más necesitan, medicamento viables, de bajo costo. El hecho de importar los medicamentos o hacerlo producir a laboratorios privados depende de intereses. Que la salud pública sea prioritaria, ese debiera ser concepto al final de la producción pública. Identificar lugares, áreas de interés donde la producción directa o indirecta de medicamento corresponda a un plan de salud pública. Con un plan, porque el mercado no es la respuesta.

-La industria farmacológica inventa enfermedades?

Si, esa es una antigua tradición. El médico frente a síntomas que no sabe cómo manejar puede darles un nombre, calificándolo como problema médico, para decir “ésto depende de mí”. Hay niños o adolescentes que consumen drogas, que la droga o la cocaína producen problemas médicos no hay duda, pero declarar que la drogadicción sea un problema médico es ocultar que se trata principalmente de un problema social. Otro caso es el de la pérdida de la memoria en los ancianos, la medicina no puede definir lo que ocurre. Hay médicos que no saben cómo resistir a esta presión de no hacer nada. Entonces la industria propone un medicamento que supuestamente produce una mejora, aunque todos estamos de acuerdo que no hace nada. Por otro lado el paciente que entra en un procedimiento médico siente que lo cuidan y por eso está satisfecho, si no se sentiría abandonado. Hay que reconocer que la medicina no es la respuesta a todas las situaciones, hay una ignorancia de la medicina que solo puede enfrentarse con un diálogo. El médico tiene, con excepciones, una relación de poder con las personas, no puede perder su credibilidad ni decir "no sé, vamos a buscar conjuntamente" .

- ¿Qué rol cumplen en la epidemiología comunitaria los saberes milenarios de los pueblos?

En Bolivia o Nicaragua nos hemos encontrado con ello. Es parte de una cultura, la sabiduría de los pueblos originarios tiene mucho que ver con una manera de explicar los problemas. Estaban menos preocupados en buscar y proponer medicamentos. Casi todos sus remedios permitían desarrollar una relación más intensa entre las personas. Lo que es importante acá es que la epidemiología comunitaria está en la línea de complementariedad, por eso es que se pone siempre como una actitud para buscar conjuntamente, no es un hecho de crear una autoridad que venga de afuera. Donde hay una tradición se hace una interacción, lo hemos visto también en algunos países africanos que tienen una cultura distinta, donde tampoco se trata de reproducir relaciones de poder. También si la medicina tradicional hay un chamán que pretenden ser el sabio, y pretende imponer su poder, el problema es el mismo. Para el manejo del embarazo y el parto hemos publicado con gente que eran las parteras empíricas de las comunidades, libros conjuntos para dar una idea de cómo algunos síntomas se interpretan distinto.La cuestión es crear lenguajes que restituyan el poder a las personas. Poder como confianza. No de creer en magias que evidentemente no son una ayuda a la autonomía. La idea es liberar a la medicina de ser una disciplina que pertenece a un grupo de expertos, sean éstos de saberes tradicionales o médicos. 

- ¿Puede volver a ocurrir lo que fue la “pandemia” de la gripe A?

- Están todos los esfuerzos para mantenerla como un peligro latente. Evidentemente la gripe A es una enfermedad. Pero que sea una amenaza, es otro problema, es otra manera de inventar enfermedades. En Italia, por ejemplo, han comprado vacunas que después nadie utilizó y es impresionante ver como al final de todo este lío que han hecho no se ha tomado una posición clara a nivel de la información a la juventud. Esta gripe A como una amenaza no sé quién la inventó pero seguro que fue para garantizar recursos para que los laboratorios hagan investigaciones. Se ha visto que los grupos que trabajan muy bien con la gripe A y que no estaban vinculados con los intereses de los laboratorios han sido marginalizados también en la publicaciones científicas. Como en todas las emergencias, cuando uno declara una emergencia social, el riesgo de manipulación de la información y de utilizar esta emergencia para crear nuevos grupos de poder.



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